Todo lo que soñó esa noche se convirtió por desgracia en realidad. Gregorio se sentía desencajado, no sabía como iba a poder realizar su rutina con aquellas pintas. -¿Cómo voy a ir hoy a trabajar así?-se preguntaba el mismo. Tras estar un largo tiempo reflexionando, decidió aprovechar aquella mañana, y en vez de ir a trabajar, y que le hicieran sentir como el bicho raro que era, decidió ir al médico.
Allí, en el hospital, todo el mundo lo veía con cara rara, todo el mundo se apartaba por allí donde el pasaba para no contagiarse de aquella horrible criatura. Cuando llegó el turno de Gregorio para entrar en la consulta, el médico se quedó en blanco, no tenia ni la más remota idea de lo que estaba entrando a su consulta, y le entro el pánico. No tuvo ninguna otra idea que llamar a seguridad para que sacaran aquel extraño bicho del hospital.
Y es así, como Gregorio Samsa cada vez se sentía más y más solo. La gente se negaba a pasar por su lado en la calle, y lo evitaban como fuese. Volvió a su casa, muy pero que muy triste. No sabía como le pudo haber pasado eso, y decidió ir a hablar con aquella persona que nunca le había fallado,y que nunca se había reído de él, su madre.
Eran ya las ocho de la tarde cuando llegó a casa de su madre. Tras llamar a la puerta, y que la madre abriese, a esta le dio un infarto al ver aquella extraña criatura en su puerta, y lo peor de todo y que ella no sabía, que aquella horrible criatura era su hijo. Gregorio llamó a una ambulancia, para que llevase a su madre al hospital, pero él se fue, no queria seguir sintiendose raro con la gente.
Gregorio volvió a su casa, con la pena en el alma, de haber tenido que dejar a su madre allí tendida, de haberle producido un infarto, y lo peor de todo, de no haber podido decirle que era él. Es entonces cuando decidió que era mejor irse a dormir, que fue un horrible día, y que quien sabe, si todo aquello fue un sueño o simplemente un dia raro.
