Un día en la peluquería, mientras esperaba a mi turno, leí una historia impactante:
Estaba una noche con mi pareja en mi casa, cuando empezó a gritarme y casi pegarme tras una discusión. De repente, apareció nuestro hijo, que volvía de salir con sus amigos, y al ver aquella situación de su padre con la mano levantada hacia su madre, se echó a llorar. En ese momento, me desperté de aquella terrible pesadilla, abrazada de mi marido y mi hijo. Y me sentía como si aquella situación del sueño, se había convertido en rutina en mi vida.
No conseguía dar crédito a lo que leía, no podía ser posible que en el siglo XXI aún hubiese casos de violencia de género.
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